domingo, 14 de julio de 2013

La empresa de la vida, salvar el alma

La sociedad contemporánea nos ha intoxicado con la idea o la creencia de que las cosas se consiguen de forma rápida y cómoda. Todo está centrado alrededor del consumismo, de donde se desprende, que basta meter una moneda en la máquina, pulsar un botón y tener en mis manos una Coca Cola fresca...; quiere hacernos creer que la vida es tan fácil como el internet, aprieto un botón y ya me encuentro navegando por todos los museos o por las islas más exóticas del mundo... Todos sabemos que la vida es mucho más compleja que esto, aunque parece que nuestra sociedad nos facilita todo.

Se nos dan libros de instrucciones y manuales de procedimientos para casi todo, y así, antes de meter al microondas un paquete de palomitas, me leo las instrucciones y veo que tal parte de la bolsa tiene que ir hacia abajo, y por un tiempo de no más de 3 minutos..., todo son instrucciones; sin embargo, no existen instrucciones para salvar un alma, para llegar al cielo, para realizar la gran Misión que tienes la gran empresa que está en tus manos y que al final es la única que vale la pena, SALVAR TU ALMA.

Les comparto esta carta hermosísima de un joven de 21 años escrita a su novia un día antes de morir; esto es tener convicciones profundas y seguridades que dan valor de trascendencia a la vida.

Espero que la puedas compartir, especialmente con algún joven.

Nacido en Pozoblanco (Córdoba, España) en 1914, Bartolomé Banco fue arrestado como dirigente católico (era secretario de los Jóvenes de Acción Católica y delegado de los Sindicatos Católicos) el 18 de agosto de 1936. Fue fusilado el 2 de octubre de 1936 mientras gritaba «¡Viva Cristo Rey!».

Prisión Provincial. Jaén, 1 de octubre de 1936.

Maruja del alma:

Tu recuerdo me acompañará a la tumba,
y mientras haya un latido en mi corazón, éste palpitará en cariño hacia ti. Dios ha querido sublimar estos afectos terrenales, ennobleciéndolos cuando los amamos en Él.

Por eso, aunque en mis últimos días Dios es mi lumbrera y mi anhelo, no impide que el recuerdo de la persona más querida me acompañe hasta la hora de la muerte.

Estoy asistido por muchos sacerdotes que, cual bálsamo benéfico, van derramando los tesoros de la Gracia dentro de mi alma, fortificándola; miro la muerte de cara y en verdad te digo, que ni me asusta, ni la temo.

Mi sentencia en el tribunal de los hombres será mi mayor defensa ante el Tribunal de Dios; ellos, al querer denigrarme, me han ennoblecido; al querer sentenciarme, me han absuelto; y al intentar perderme, me han salvado. ¿Me entiendes? ¡Claro está! Puesto que al matarme, me dan la verdadera vida; y al condenarme por defender siempre los altos ideales de mi religión y mi familia, me abren de par en par las puertas de los cielos.

Mis restos serán inhumados en un nicho de este cementerio de Jaén; cuando me quedan pocas horas para el definitivo reposo, sólo quiero pedirte una cosa: que en recuerdo del amor que nos tuvimos, y que en este instante se acrecienta, atiendas como objetivo principal a la salvación de tu alma, porque de esa manera conseguiremos reunirnos en el cielo para toda la eternidad, donde nada nos separará.

¡Hasta entonces, pues, Maruja de mi alma!

No olvides que desde el cielo te miro, y procura ser modelo de mujer cristiana, pues al final de la partida, de nada sirven los bienes y goces terrenales, si no acertamos a salvar el alma.

Un pensamiento de reconocimiento para toda tu familia, y para ti, todo mi amor sublimado en las horas de la muerte. No me olvides, Maruja mía, y que mi recuerdo te sirva siempre para tener presente que existe otra vida mejor, y que el conseguirla debe ser la máxima aspiración.

Sé fuerte y rehace tu vida, eres joven y buena, y tendrás la ayuda de Dios que yo imploraré desde su Reino. Hasta la eternidad, pues, donde continuaremos amándonos por los siglos de los siglos.



El ejemplo de un joven que tenía clavada su mirada en lo más importante, llegar al cielo, salvar su alma y querer que el alma de su muy amada novia también se encontrase con Dios después de esta vida. Esto es tener esperanza, esto es saber lo que se quiere... ¿y tú, ya sabes lo que quieres?...


Autor: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net

sábado, 18 de mayo de 2013

Reflexión: ¿Cómo explicar el Espíritu Santo a un niño?

Cuando somos niños amamos a nuestros padres, porque en nuestro ser habita un amor inocente, ciego a toda maldad que nos dicta que únicamente debemos amar a nuestros padres sin pensar ni cómo ellos son, ni por qué estamos amparados a ellos, pero crecemos y cuando empezamos a ser conscientes de las situaciones que rodean a las familias situaciones pasadas o presentes, muchas veces nuestra amor inocente y puro hacia ellos se trasforma en cuestionamientos que muchas veces buscan explicaciones a las razones por las cuales nuestros padres actúan de diferentes maneras las cuales ya empiezan a afectarnos a nosotros… esa situación de incomprensión muchas veces aparece con nuestros padres terrenales, y también con nuestro padre del cielo.
Hoy en día mucha gente cuestiona de sobremanera a Dios, a sus razones y a su plan para con nosotros, otros ni siquiera ya creen en Dios, para la mayoría de nosotros, la cuestión es entender a Dios, entenderlo en su totalidad para que nunca vengan dudas acerca de El, para que nuestra Fe sea perfecta.
El mayor problema al que nos enfrentamos la mayoría de la gente, es entender el carácter trinitario de Dios, porque es el dogma más difícil de comprender… pero el más grave para ponernos a cuestionar.
Mañana se celebra la fiesta de Pentecostés, y encontré cierta información que si bien no explica completamente en el dogma que se sustenta nuestra Fe, por lo menos debe dejarnos en claro que tenemos mucho por entender sobre la Naturaleza de Nuestro Dios, algo que tal vez nunca entendamos porque simplemente nosotros somos criaturas y El es Dios, pero que sea un paso para poner humildemente en El nuestra Fe, para que podamos aceptar con humildad lo que no entendamos y para poner en El la Fe suficiente para que algún día seamos dignos de entender.


¿Cómo explicar el Espíritu Santo a un niño?
 
Es fundamental decir que el Espíritu Santo es Dios, pero con una personalidad distinta del Padre y del Hijo

Es fundamental decir que el Espíritu Santo es Dios, pero con una personalidad distinta del Padre y del Hijo

1. Creemos en un único Dios, constituido por tres Personas Divinas

No es fácil entender que un único Dios pueda ser tres Personas divinas. Obviamente Dios no es una criatura como nosotros, y por esto nunca podremos comprender la plenitud de su ser. Él, de todas maneras, nos ha revelado que siendo un único Dios, también es Dios Padre, Dios Hijo (Jesucristo) y Dios Espíritu Santo.

¿Habéis visto un trébol alguna vez? San Patricio usaba el ejemplo del trébol para hablar de la Trinidad: como este que en una sola planta tiene tres hojas, así hay un único Dios, pero con tres Personas.

Esta imagen es útil también para aprender más sobre la Trinidad. Se verá que el Padre, Hijo y Espíritu Santo son todos Dios, pero que el Padre es distinto del Hijo, que a su vez es distinto del Espíritu Santo.

2. El Espíritu Santo deriva del amor del Padre y del Hijo.

El Espíritu Santo es una Persona de gran importancia en la Trinidad. Cada domingo, en Misa, recitamos las palabras del Credo: “Creo en el Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo”.

¿Qué significa “procede? En el Credo quiere decir que el Espíritu Santo deriva del amor del Padre y del Hijo. Él es el amor que existe entre el Padre y el Hijo.

Pensad en vuestros padres. Vuestra madre ama a vuestro padre, y vuestro padre ama a vuestra madre. Podréis decir que están “enamorados”. Hay amor entre ellos, y de este amor derivan muchas cosas grandes ¡Incluyéndoos a vosotros!

Del mismo modo, el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, y como todo amor que existe entre dos personas el Espíritu Santo ha sido enviado para ayudarnos a nosotros en la Tierra.

3. El Espíritu Santo tiene un papel especial en la historia porque ha sido enviado para ser nuestra guía.

¿Recordáis cualquier ejemplo en la Biblia que muestra el modo en el que el Espíritu Santo realiza su misión como Persona de la Trinidad enviada para ayudarnos?

En el Antiguo Testamento;

El Espíritu Santo ha inspirado a los escritores humanos del Antiguo Testamento para que este fuese verdaderamente Palabra de Dios.

Ha dado a los profetas las palabras con las que predicar al Pueblo de Israel. Como afirma San Pedro, “Porque ninguna profecía ha sido anunciada por voluntad humana, sino que los hombres han hablado de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo” (2Pe 1, 21).

Cuando Moisés hizo salir a los israelitas de la esclavitud de Egipto, estaban guiados por el Espíritu Santo. En el Éxodo se lee: “El Señor iba al frente de ellos, de día en una columna de nube, para guiarlos por el camino; y de noche en una columna de fuego, para iluminarlos, de manera que pudieran avanzar de día y de noche. La columna de nube no se apartaba del pueblo durante el día, ni la columna de fuego durante la noche” (Ex 13, 21-22).

En el Nuevo Testamento:


Antes de que Jesús volviese al Cielo en su Ascensión, dijo a los discípulos que el Espíritu Santo se quedaría con ellos (¡y con nosotros!): “Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con vosotros: el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Vosotros, en cambio, lo conocen, porque él permanece con vosotros y estará en vosotros” (Jn 14, 16-17).

En Pentescostés, que es el cumpleaños de la Iglesia, el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles en la forma de lenguas de fuego, y ellos, de repente, fueron capaces de hablar en lenguas que antes no conocían.

San Pedro dijo a todos los reunidos el día de Pentecostés que el Espíritu Santo había llegado a la Iglesia: “En los últimos días, dice el Señor, derramaré mi Espíritu sobre todos los hombres y profetizarán sus hijos y sus hijas; los jóvenes verán visiones y los ancianos tendrán sueños proféticos. Más aún, derramaré mi Espíritu sobre mis servidores y servidoras, y ellos profetizarán” (Hch 2, 17-18).

4. En la Confirmación se reciben los dones del Espíritu Santo; ¡él estará con nosotros para ayudarnos durante toda nuestra vida!

Como hizo con la Iglesia en la Biblia, el Espíritu Santo está con la Iglesia también hoy para guiarnos y confortarnos a través de muchos dones. Los siete dones principales que nos ofrece el Espíritu Santo son la ciencia, la sabiduría, la inteligencia, el consejo, la fortaleza, la piedad y el temor de Dios. Tenemos la bendición de poder rezar al Espíritu Santo para pedirle estos dones mientras intentamos llevar una vida santa.

Cuando recibimos es sacramento de la Confirmación, estamos bendecidos por el Espíritu Santo de forma especial. El Catecismo de Baltimore enseña que la Confirmación “es un sacramento a través el cual recibimos el Espíritu Santo para convertirnos en cristianos fuertes y perfectos y soldados de Jesús (nº 678).

5. El Espíritu Santo, por tanto, nos ha sido enviado del Dios Padre y de Dios Hijo para que esté con nosotros mientras tratamos de resistir las tentaciones y practicamos las virtudes. Podamos contar con él para recibir los dones espirituales que necesitamos para perseverar, y podemos rezarle muchas veces al día, diciendo simplemente: “¡Ven, Espíritu Santo!”.

Fuente:
http://www.aleteia.org

viernes, 17 de mayo de 2013

Pequeña Reflexión acerca de la Escritura.


Eso de escribir lo hace cualquiera, cualquiera tiene tiempo para aprender normas gramaticales y luego aplicarlas a escritos vacíos, sin fondo, que alardean de ser un compuesto de lírica y verdaderos sentimientos,  cuando no es más que el compendio de algún desocupado que ya se creyó escritor porque le parece muy fácil poner de ejemplo sus sentimientos ante un mundo peor o igual a él…
Eso de escribir lo hace cualquiera, lo increíble en las letras, en los libros, en los cuentos, en los escritos, poemas, versos, canciones etc, etc, es encontrar una auténtica realidad digna de ser leída, una verdad, un motivo, una aclaración para una duda, algo que cobre sentido y valor para nuestro existir, porque yo siempre he pensado… qué saco yo con leer un libro por muy bien vendido que esté, si está escrito por alguien por quien tal vez si conociese en la vida real podría sentir aversión inmediata?
Por ejemplo, yo no entiendo a esa gente que insulta y difama a sacerdotes igual o peor de pecadores que el resto de mortales, pero sí ha convertido en ídolos a jugadores de futbol, estrellas de rock o de pop, a actores, incluso también a escritores… es que debería darles vergüenza!
Un sacerdote por lo menos se toma su tiempo y se sienta a escuchar la inmundicia ajena para proseguir con el consejo y el perdón (tal vez no merecido) y aún así le calumnian a el y de paso a Dios también… en cambio todos esos falsos héroes de hoy en día nos hacen tragar cualquier invención mediocre que se les ocurres estando o bien borrachos o bien drogados y a eso le llamamos una obra de arte, ¡canción o poema!, sin razón ni sentido y ya han creado a su dios artista, poeta o cantante. Hoy en día la  gente no sabe lo que es componer versos de amor… de ilusión, hoy la gente no sabe lo que es trasmitir hechos que aporten, eduquen, y dignifiquen al hombre, hoy cualquiera escribe una saga sobre vampiros (por cierto los vampiros no existen) y seguro vende más que los libros del padre Amorth, él seguro que si tiene historias increíbles y verídicas para contar, pero así está la vida de contradictoria.
Hoy me inspiré y pude sacar al papel lo que sentía, cualquiera no puede ser escritor, cualquiera no puede contarnos sobre sus escritos porque para ser escritor se necesita una honda fuente de inspiración, un amor real, limpio y eterno, un amor por el mundo, no por el inframundo, no cualquiera puede darnos a tragar palabras vacías aunque parezcan llenas de valor, cada obra de arte se parece a su creador, es bello y con significado si ha salido de un alma igual de bella y valiosa, a veces enerva ver tanta inmundicia en todos los lugares, a veces agobia ver tanto arte hueco en los libros, en las canciones, en las pinturas, de cien teatro y televisión mejor no hablemos.
Para tener la aspiración de ser escritor más vale tener una buena historia que contar, porque eso de escribir lo hace cualquiera, lo interesante es encontrar en un libro lo que uno no encuentra en la vivencia de su propia vida, un autentico escritor pueda que no escriba todos los días, pero sí se dedica a vivir con fuerza haciendo vibrar el mundo para luego cuando haya calma y sosiego pueda sentarse a redactar sus historias, sus increíbles y valiosas historias para compartirlas con quien todavía no ha aprendido a volar…
Eso de escribir lo hace cualquiera, pero para ser escritor hay que tener en el alma un poquito de Dios, el verdadero Dios, El es quien realmente inspira cosas buenas, porque eso de escribir lo hace cualquiera… 
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